martes, 29 de septiembre de 2009

El camino de los valores


Probablemente nadie entienda mejor la lealtad que aquel a quien le han traicionado alguna vez. Todos esperamos la lealtad de los demás.
A nadie le gusta ser traicionado, o saber que un amigo habló mal de nosotros. Por supuesto que nos parece terrible cuando, tras muchos años de trabajar en una empresa, somos despedidos sin pensar en todos los años que le invertimos. Detectar la lealtad (o deslealtad) en los demás es fácil, pero ¿Cómo estoy viviendo yo la lealtad? ¿Realmente sé qué es? ¿Qué esperan los demás de mí? La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene al haber obtenido algo provechoso.
Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. Por eso el concepto de la lealtad se da en temas como la Nación, el trabajo, la familia o la amistad. Cuando algo o alguien nos ha dado algo bueno, le debemos mucho más que agradecimiento .La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Debemos ser leales con aquello que nos ha ayudado un amigo que nos defendió, un país que nos acoge como patria, una empresa que nos da trabajo. La lealtad es defender a quien nos ha ayudado, "sacar la cara". Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un sitio simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profunda con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.
La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más.
Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas. Podemos ver como actitudes desleales- Las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.- Hablar mal de nuestros jefes, maestros o de las instituciones que representan.
- Divulgar las confidencias que se nos han hecho.
- Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que se supere.
- Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia, como el modo de hablar, vestir o conducirse en público.
- El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.
- Cobrar más del precio pactado Como vemos, la Lealtad se relaciona estrechamente con otro Valores como la Amistad, el Respeto, la Responsabilidad y la Honestidad entre otras.
No basta contradecir las actitudes desleales para ser Leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos.
- En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela…
- Es necesario reconocer los valores que representan las instituciones o aquellos que promueven las personas con sus ideas y actitudes. Nunca será buena idea que una persona que se preocupa por vivir los valores, trabaje en un lugar donde se hacen fraudes o impera la corrupción.
- Se deben buscar y conocer los valores permanentes para cualquier situación, de otra forma se es "leal" mientras se comparten las mismas ideas. La persona que convive en un ambiente de diversión malsana y excesos, pronto se alejará y comenzará a hablar mal de aquellos que dejaron de participar de sus actividades.
- La Lealtad no es consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado de una deliberación mental para elegir lo que es correcto. El mentir para encubrir las faltas de un amigo (en la casa, el trabajo o la escuela) no nos hace leales, sino cómplices.

El Confesionario

martes, 22 de septiembre de 2009

MAKTUB

Llego a Madrid a las ocho de la mañana. Me voy a quedar apenas algunas horas, de modo que no sirve el llamar a amigos y marcar algún encuentro. Resuelvo caminar sólo por lugares que me son queridos, y termino sentado en un banco del parque del Retiro.
"Usted parece que no está aquí", dice un viejo que se me aproxima.
"Estoy hace ocho años atrás, en 1986", respondo. "Sentado en este banco con un amigo pintor. Conversando sobre un asunto absurdo: donde tomar clases de danza".
"Aproveche esta bendición", dice el viejo. "Pero sepa que un poco de sal da sabor a la comida, y mucha sal corrompe el alimento. Es preciso mucho cuidado con los recuerdos, o usted acabará sin presente para recordar".



lunes, 7 de septiembre de 2009

El Emigrante - Mi niña morena

No sirve de nada ser honesta, ni trabajadora, ni estudiosa, ni respetuosa...

Cierras la puerta de tu casa dejando atrás todo lo familiar, lo que conoces, lo que amas y lo que temes, con una sola cosa en la mente, volver algún día a tu tierra, a tus raíces, al olor mojado de tus pies sobre la hierba.

Te quedarás con un espacio vacío para recomponer, una agenda nueva para empezar.
Te quedan tus familiares, de los que sabrás sólo de vez en cuando y apenas unos compañeros de viaje con los que hablar de la nada que queda en vuestras vidas vacías.

Deshacer toda una vida en honor a la memoria, a dar un signo de respeto y valentía por tu vida y la de tus hijos, por encontrar un mundo mejor para ellos.

Llegar a un nuevo tablero que no conoces, del que no sabes las reglas del juego, ni el idioma, aprender a golpe de mazo a construir nuevas redes y deshacerte de viejos equipajes que te permitan recobrar la fuerza y el anhelo, con la única fuerza que te aporta la Esperanza.

Pasan rápidos los días, parece agua en una cesta artesanal de mimbre y aunque parece que la cascada va a ser inagotable querría cambiar la cesta por un cubo, un cubo grande y transparente pintado con flores y hojas de colores blanco y verde.


sábado, 5 de septiembre de 2009

Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.


"He visto entregada esta tierra a aventureros de la política, a advenedizos que hacen de ella asiento de su cretina vanidad y base de su mezquino interés. Los que hacen de la política una profesión exclusiva y excluyente (como una propiedad) suelen hablar de conflictos entre ideas y realidades. La diferencia entre ellos y nosotros es esta: para ellos, las realidades de un país son los intereses creados; para nosotros, las realidades de un país son los dolores creados por esos intereses."

Blas Infante


viernes, 4 de septiembre de 2009

Y llega Blas Infante

Contar una historia que nos enreda y nos remite a la propia interesa y estimula.

Llevo, veintitrés años llevando la historia de Blas Infante por toda Andalucía y su exilio.
La fuerte entrañable figura de D. Blas conmueve, remueve, ilumina, motiva a auditorios de todo color. La gente se sorprende. Con los ojos te dicen que sí y siguen la aventura como propia hasta un grado casi de hipnosis. Se tiende una complicidad nada frecuente.

El recelo producido por la sobrecarga y el descredito de lo político se desvanece.
La dificultad subida que provocan los excesos de algún nacionalismo forastero se vuelve simpatía, y hasta identificación en cuanto la conducta de Infante aclara sus planteamientos y sus ideas.

Y es que no hay mejor teología que contar la vida de Cristo ni mejor transmisión ideológica que seguir con rigor y calor la pequeña historia del ideólogo.


Su biografía acompañada de jornaleros, -siempre-, de paisanos de su pueblo natal y de sus notarías en Cantillana, Isla Cristina y Coria del Rio, compañeros de escuela y colegio de su casares y de Archidona o Málaga, escolapios archidoneses, franciscanos del Aljarafe, masones románticos, maestros populares, teósofos pintorescos, políticos conquistados con su personalidad atrayente, pequeños industriales y comerciantes, flamencos, idealistas lideres, anarcos, andaluces en Rabat exiliados desde los años moriscos…resulta un fresco total de la Andalucía noble, inquieta, pacifista, cuando su maltrato hubiera explicado la revolución con sangre(…)

¡Ah!, ofrézcale un cenicero de Níjar. Es un fumador impenitente.

Enrique Iniesta Coullaut-Valera