Mi corazón y mi razón.

Hace algún tiempo que veo blogs por todos lados, lo cierto es que nunca me llamó la atención abrirme uno, cuando lo hice fue hace algunos meses, y desde entonces siempre ha estado completamente vacío, supongo que no estoy acostumbrada a escribir para nadie, tan sólo para mi misma, transmitir de esta forma, pero después de estar viendo el blog de alguien en quien creo y que además quiero, decidí hacerlo.

Supongo que todo influye, pero hoy decidí sin más dar un paso más, un paso más en aquello en lo que creo, algo que adoré casi de inmediato al conocer, algo que consiguió que despertara en mi un sentimiento superior a mí misma, algo por lo que lucho sin cesar, algo en lo que me hace creer que es posible un mundo mejor, algo que consigue que mi corazón y mi razón lleguen al más completo equilibrio que he podido conseguir en mis 37 años de vida, ya casi 38.

Hoy después de días llenos de tensiones, frustraciones, malas sensaciones, miedos…,he decidido abrir esta página sin destino a ningún sitio, pero con la lucidez de saber lo que hago, desde el lugar donde estoy, desde mi habitación, en cualquier rincón de esta maravillosa tierra llamada Andalucía, mostrándome a mi misma y cualquier desconocido que pueda acceder a este sitio y leer estas palabras, sin importarme absolutamente nada de lo que digan o lo que piensen de mi, GRACIAS, porque hasta esto te lo debo a ti...

Hoy después de todos estos días, me siento más lúcida y con más ganas que nunca de agarrar con fuerza esta bandera, hoy más claro que nunca tengo claro dónde estoy, se a donde voy, se lo que quiero, y no me detendré, no pienso dejar caer esta bandera, este legado, que ondea por toda Andalucía con los colores de la paz y la esperanza de muchos y tapando las vergüenzas también de otros muchos.

Pero lo que más me sorprende, lo que más preocupa de toda esta historia, no es otra que “las gentes”, llevo pensando mucho tiempo sobre ello, la pasividad, el darte igual de todo, la frialdad de corazones y mentes que permanecen mudas y calladas ante tanta injusticia, ante tanto desequilibrio y desigualdad, ante tanto paro, ante tanto dolor y ante tanta hambre…

¿Dónde están las conciencias de esas gentes que me rodean por todos lados?, dónde está la fuerza anti natura que le sale a un padre cuando lucha por el bienestar y la integridad personal de un hijo, por un futuro mejor, lleno de oportunidades, lleno, sencillamente de vida…

Parece, o al menos tengo la sensación de que estamos acostumbrados al dolor, a la necesidad, a estar mal, a no sentirnos llenos, a no poder pagar una hipoteca, a no cobrar mensualmente, a no encontrar un trabajo digno, a mendigar a esos sitios a los que llaman “ayudas” o “subvenciones” y otros llamamos “limosnas”, y tan solo contestamos encogiéndonos de hombros y mirando hacia otro lado, de la misma forma que solo actúan los cobardes, sin percatarnos siquiera que la fuerza es individual, que está en uno mismo, que si queremos podemos, que solo tenemos que abrir los ojos, y ser conscientes de que es un grano de arena el que cambia hasta el propio desierto.

No pienso encogerme de hombros, no pienso mendigar, no pienso girar la cabeza al lado, no pienso vivir de limosnas y ver como mi bandera cae porque entonces les haría el juego a otros.

Yo SÍ quiero un mundo mejor, por eso voy a seguir luchando.