No sirve de nada ser honesta, ni trabajadora, ni estudiosa, ni respetuosa...
Cierras la puerta de tu casa dejando atrás todo lo familiar, lo que conoces, lo que amas y lo que temes, con una sola cosa en la mente, volver algún día a tu tierra, a tus raíces, al olor mojado de tus pies sobre la hierba.
Te quedarás con un espacio vacío para recomponer, una agenda nueva para empezar.
Te quedan tus familiares, de los que sabrás sólo de vez en cuando y apenas unos compañeros de viaje con los que hablar de la nada que queda en vuestras vidas vacías.
Deshacer toda una vida en honor a la memoria, a dar un signo de respeto y valentía por tu vida y la de tus hijos, por encontrar un mundo mejor para ellos.
Llegar a un nuevo tablero que no conoces, del que no sabes las reglas del juego, ni el idioma, aprender a golpe de mazo a construir nuevas redes y deshacerte de viejos equipajes que te permitan recobrar la fuerza y el anhelo, con la única fuerza que te aporta la Esperanza.
Pasan rápidos los días, parece agua en una cesta artesanal de mimbre y aunque parece que la cascada va a ser inagotable querría cambiar la cesta por un cubo, un cubo grande y transparente pintado con flores y hojas de colores blanco y verde.
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